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Conciliar en tiempos de coronavirus.

Actualizado: 2 jul 2020

“Conciliar: poner de acuerdo a los que estaban en desacuerdo”



Como cada mañana suena el despertador, me levanto de la cama y salto directamente a la visita del que a día de hoy, parece ser mi más fiel compañero; el ordenador. Debo aprovechar las primeras dos horas de la mañana para poder intentar dar respuesta a algunas de las tareas planificadas para el día. Trabajo en silencio, quitarme el pijama ahora no es una prioridad, ya habrá tiempo de desayunar.


Poco a poco el teléfono me va avisando de que da comienzo la nueva rutina; se despiertan los chat del colegio, los chat de los y las compañeras… y con ellos las personas pequeñitas comienzan a aparecer en la habitación entonando la canción de “a desayunar”…Ha llegado la hora del parón, el trabajo se pelea con las rutinas del hogar… toca atender las necesidades de los importantes: los niños y las niñas.


Yo quiero leche, yo batido, yo tostadas… mamá, ¿crees que hoy podremos hacer creeps? Toca comenzar a ordenar las tareas de la escuela: “para ti hoy toca”, “y para ti…”, “tú maestra dice…” , “tu maestro de inglés envía…”, “hay que comprar cartulinas…,avisemos a papá”, “ mamá ¿y esto cómo se hace?, “¿qué significa…?”… A todo esto, pensando en las comidas y la ropa por lavar… ,y mientras, trato de cubrir mis objetivos laborales.


Esta es una nueva realidad para muchas familias, y aunque apareció inicialmente, para un periodo relativamente corto de tiempo, parece que se va conformando como la nueva alternativa laboral para muchos y muchas.


Ante esta nueva realidad, el término CONCILIACIÓN cobra una mayor magnitud. Estarán de acuerdo conmigo, que en estos tiempo de coronavirus es más que urgente la necesidad de conciliar; de conciliar la vida laboral con la familiar, nuestra vida laboral con la vida escolar de nuestros hijos e hijas, el teletrabajo con el descanso, la prudencia con la imprudencia. Tantos desacuerdos, nos exigen repriorizar nuestra escala de valores.


La crisis sanitaria nos ha supuesto, no sólo planteamientos en el ámbito de la prevención de la enfermedad, sino en el establecimiento de una nueva manera de vivir, en la que bailamos entre el sub-realismo más extremo y la imposición del sentido común. Llevamos días ajustando nuestras rutinas para dar respuesta a un sinfín de exigencias, o a ninguna en otros casos; ojo, que no es fácil aprender a vivir sin exigencias o autoexigencias cuando hasta hace poco rigieron nuestro funcionamiento.


Muchas familias nos vemos sometidas a dar cobertura a necesidades propias y ajenas: a las exigencias de la escuela, de nuestro trabajo, de mantener el ánimo de los niños y niñas y los nuestros propios, la atención a las recomendaciones para la prevención de la enfermedad, a las recomendaciones sobre el nuevo funcionamiento social, conciliar la diversidad de posturas sociales para establecer un juicio propio…y todo ello, invirtiendo también esfuerzos para no tambalear nuestro sistema propio de bienestar. Un proceso sin duda AGOTADOR¡¡


¿Qué poner por delante?, ¿Qué dejar para mañana? (si es que puedo dejar algo para mañana) ¿Cómo gestionar el tiempo para dar respuesta a múltiples tareas?, ¿Cómo conciliar posturas, tiempos, tareas para no generar brechas en las parejas y en las relaciones en general?, ¿Cómo encontrar sosiego para valorar tanta recomendación? ¿Cómo encontrar en estos días la disposición para mirar las necesidades más profundas de nuestros hijos e hijas?.


Son sin duda, tiempos difíciles que nos exigen de rápidos aprendizajes, donde debemos desaprender lo aprendido para adaptarnos a las nuevas realidades, donde entramos en el cuestionamiento de profundos debates donde es necesario conciliar:


- Nuestra habitual manera de socialización basada en el contacto, en el beso, el abrazo y una nueva manera de relacionarnos desde la distancia prudencial.

- La seguridad y la prevención de la enfermedad, o la necesidad y el derecho al esparcimiento y el juego de los niños y niñas.

- Asistir al centro escolar para ver cubierto el derecho a la educación o el de la protección ante enfermedades.

- El aislamiento o convivir con la posibilidad del contagio.

- Poner por delante cumplir con los objetivos laborales o priorizar el dar respuesta a las exigencias que nos plantea la vida familiar

- ...seguro podrías completar esta lista con los múltiples dilemas que esta situación nos ha planteado.


Este post podría tornarse interminable, podríamos reflejar un sinfín de nuevos retos, dilemas, cuestionamiento a los que nos ha llevado esta “nueva e impuesta realidad”… pero en él no hallarás respuestas, porque la respuesta exige de tus particularidades, de poner en juego tu gran potencial para buscar soluciones a situaciones concretas, exige de tu confianza en tu fortaleza y en la fortaleza de los tuyos, de tu potencial creativo, que posiblemente en estos días habrás redescubierto con más fuerza; estrújalo, exprímelo… Busca en el cajón de tus experiencias aquello que hiciste que te hizo superar situaciones complejas, reutiliza esos recursos, compártelos, y si lo necesitas, pídelos prestados a modo de consejos, de ejemplos... Ante todo, vamos a necesitar tolerar que esta nueva situación requiere nuevos aprendizajes que en ocasiones necesitan de paciencia y se enriquecen con los errores; no es usual ser competente ante la novedad.


Hagamos un parón, un parón de mente y cuerpo…, acude a mirar a los tuyos, a los que quieres, con una mirada abierta… mírate también a tí mismo/a con una mirada amable y pon en valor todo lo que haces, todo lo que hacen… y dentro de toda esta locura: abraza lo que quieres y aliméntate de los que amas…. Recárgate de la verdadera energía para afrontar un nuevo día… ;)



PORQUE CON LO QUE VERDADERAMENTE ESTÁ CONCILIADA NUESTRA NATURALEZA HUMANA ES CON EL AMOR.



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