Y llegaste.... y tu mirada cambió nuestra vida, y entonces pensamos que tus milagrosos piececillos pronto recorrerían el mundo; vivimos asomados/as a la baranda de tu cuna con ojos y brazos plenos para ti. Mirarte y sonreír. Al sorprendernos tu primer balbuceo entendimos que pronto tus palabras tambalearían nuestra verdad...
¡¡QUÉ PODER EL DE LA INFANCIA!!
Todos los años, el 20 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Infancia, un día dedicado a todos y todas los niños y las niñas del mundo. Es un día de celebración por los avances conseguidos tras la firma de la Convención de los Derechos del Niño, pero sobre todo, es un día para concienciar a la sociedad de la importancia de trabajar día a día por el Bienestar Infantil, un día para recordar el maravilloso poder de la infancia.
Tal día como hoy, en 1989 la Asamblea General de las Naciones unidas aprueba la Convención de los Derechos del Niño y comienza así una lenta y sigilosa revolución que impulsaría el desarrollo de marcos legales para la protección y promoción del Bienestar Infantil. Celebramos en este día la ciudadanía del niño y la niña y recordamos al mundo que los niños y las niñas son sujetos de Derechos.
En nuestra experiencia en el aula muchos niños y niñas desconocen la existencia de este día y los motivos del mismo. Muchos de ellos y ellas, al descubrir ésta conmemoración, sorprendidos/as nos plantean:
¿cómo es posible que este día pase inadvertido? El día del padre, de la madre, del maestro y la maestra y otros tantos son celebrados por la sociedad, sin embargo nuestro día apenas se conoce ¿Por qué el día del maestro/a no hay clase y el día del niño no es motivo de descanso, de fiesta escolar y familiar? ¿cómo es posible que el día de la madre reúna a toda la familia y el día del niño/a no se conozca?
En sus caras aflora la decepción, pero pronto asaltan el aula con ideas para festejar éste que es su día…empiezan a elucubrar las razones de por qué este día y entre ellas destacan las ideas de que quizá nació el hijo o la hija de un rey o reina, o qué quizá destacó algún niño o niña por un acto valiente. En realidad son muy pocos los que conocen los motivos de tal celebración.
Este testimonio que nos brinda el trabajo en el aula y que denota desconocimiento social sobre esta conmemoración, nos motiva la urgente necesidad de darle impulso al tiempo que nos pone en la pista de que aún queda mucho camino que andar en la promoción de los Derechos de la Infancia.
A pesar de los avances sociales que se han logrado, el arcoíris protector de los Derechos de la Infancia en ocasiones es vulnerable y estalla como burbuja al entrar en contacto con contextos adversos. Diariamente nos encontramos con noticias que atentan los derechos de los niños y las niñas, que ponen en jaque el Bienestar Infantil, y que hacen difícil el adecuado desarrollo e incluso supervivencia de la infancia. Es posible que al leer estas frases tu retina se invada de las imágenes que nos llegan desde el televisor, de lugares lejanos o realidades aparentemente distantes…, injustas realidades sangrantes que atentan contra el derecho más básico de la infancia: el derecho a la vida y la supervivencia.
Pero si enfocas la retina a la realidad de la infancia que nos rodea, nuestra infancia próxima, podrás descubrir que existen también episodios sutiles que atentan este arcoíris protector; situaciones que atentan contra la protección de los niños y las niñas, que nos dicen que de alguna manera se antepuso la prisa, la economía, la preocupación, los intereses de las personas adultas frente al convencimiento del poder infantil. Ese “lo digo yo y punto” que se escapa; ese grito de “¡es que eres tonto/a!”; ese convencimiento del legítimo poder adulto de mandar a callar, de dejar sin jugar o de ridiculizar que enmascaramos de disciplina cuando es autoritarismo; ese “pon los pies en el suelo” como un llamamiento a la prisa por entrar en el mundo adulto; la aplicación de medidas ante la pandemia que nos azota que han invisibilizado y sujeto a las más profundas paradojas los Derechos de la Infancia, que han abierto bares, centros comerciales y cerrado parques, los límites de la prudencia, la protección y los derechos de nuestra infancia.
Pero no queremos hoy poner el foco en esta situación, no queremos primar la vulnerabilidad de la infancia… HOY queremos proponer ese recordatorio social del poder infantil, el poder del testimonio revelador del niño y la niña, el poder del carácter genuino del pensamiento infantil, el poder de la inocencia libre de prejuicios y fronteras, el poder de su mirada a un mundo ilusionante, ese insaciable ansia de aventura, esos interminables “porqués” que nos cuestionan los más integrados conocimientos,
EL PODER DE SU PRIMERA MIRADA Y EL PODER RENOVADOR DE LA MIRADA PRESENTE, CONSCIENTE DEL ADULTO A LA INFANCIA. Tiene mucho que decirnos, escuchémos a la infancia
OJALÁ y, no olvidemos, que la infancia mira un mundo distinto, que son sus pies lo que recorrerán el mundo y que su VERDAD también es parte de nuestra verdad. Nuestro presente.
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